Una segunda oportunidad

Latente, desde el más meridional de los países nórdicos, suele llegar por estos lares un tipo de cine abocado a escarbar en lo mas profundo de nuestros sentimientos, sirviéndose del drama, como ningún otro sabe hacerlo. Desconozco la razón, pero el cine danés ancla a uno a la realidad de una forma tan certera y desgarradora, que hace daño. Jamás olvidaré el primer visionado de ’Submarino’ (2010) dirigida por Thomas Vinterberg, que nos narra la historia de dos hermanos separados por circunstancias de la vida de la que resulta imposible salir ileso, resultando finalmente todo un canto a la esperanza. Otro tanto de lo mismo sucedió con ‘La caza’ (2012) donde a través de la piel de un soberbio Mads Mikkelsen, volvemos a sentir en carne propia la crueldad de una sociedad cuando se ceba con el marginado.

Y el film que nos ocupa ‘Una segunda oportunidad’ repite esquema a la hora de narrarnos otra historia terrible, desgarradora. El reparto resulta sensacional, encabezado en todo momento por una sublime interpretación a cargo de Nikolaj Coster (Matarreyes) Waldau. Tal vez la narración se resienta en algunas ocasiones, pero es tal la fuerza de las interpretaciones, que hace imposible no sumergirse de lleno en la historia; si la dirección además de certera, se trae consigo algún que otro giro argumental, el film se hace merecedor de una oportunidad, pues al fin y al cabo, por inusual, resulta difícil no poner el corazón en ella…

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